Un poco de mi
Mi nombre es Orlando Cardona Londoño, estudiante de licenciatura en filosofía en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia “UNAD”, Cead Palmira – Valle del Cauca, en donde estoy cursando mi quinto año. Actualmente vivo en el municipio de Andalucía, muy cerca a Tuluá llamado con cariño por sus habitantes el corazón del valle. En cuanto mi formación personal y académica profesional, se inicia en el seminario mayor de Cali en donde se afianza mi calidad humana, disciplina, sentido social y vocación por el servicio comunitario.
En el plano laboral, me desempeño como docente en la
Academia Militar General Carlos Julio Gil Colorado de la ciudad de Tuluá, en
donde he encontrado una gran oportunidad para desarrollar mi proyecto de vida
como educador, a la vez, de complementar mi formación profesional.
Perfil Profesional
Estudiante de décimo semestre de
Licenciatura en Filosofía de la Universidad Nacional Abierta y a distancia UNAD de Palmira- Valle, con experiencia
laboral de 9 años en el área de la filosofía y las ciencias sociales, educación
religiosa, ética y valores y urbanidad, con conocimiento de organización y
ejecución de proyectos sociales (autodidactamente), trabajo con grupos de
personas fundamentalmente adolescentes y adultos; de excelentes relaciones interpersonales y habilidad
para trabajar en equipo o individualmente. Enfocado en la formación de las personas; con alto
grado de responsabilidad y fácil
interpretación de las políticas organizacionales y conocedor de la dinámica de
los procesos de acreditación de las instituciones educativas.
Mi marca
Quiero iniciar mi comentario con una expresión muy conocida pero al parecer, también muy olvidada "Una imagen vale más que mil palabras". En cada uno de nosotros y en nuestro
acontecer diario, se configura más que una apariencia, una personalidad, una
marca, mi marca personal, social, ética, psicológica y profesional. Por mucho
tiempo hemos considerado que la preocupación por una imagen es propio de almas
vacías, de actitudes vánales que desembocaban en preocupaciones triviales, sin
darnos cuenta que estamos acuñando nuestro sello, que más que un estereotipo
social, es la carta de presentación de nuestro estilo de vida, de la relevancia
y respeto por el entorno y los que en el habitan, que es la proyección de nuestra
educación, de nuestros valeres no solo culturales y personales, sino, de nuestra
personalidad y autoestima. Es
verdad que el hábito no hace al monje, pero lo protege y garantiza su vigencia
en un mundo globalizado, tal vez materialista y excluyente en donde cada uno de
nosotros es el que avala su permanencia y continuidad.
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